Los mercados financieros se tambalean, los bancos son vendidos y comprados en el mejor de los casos y cuando no, intervenidos. La crisis se instala en los Estados y la sociedad en su conjunto observa con intranquilidad como los medios de comunicación bombardean, día si día no, sobre una situación que parece insostenible.
La sociedad civil dividida como siempre entre pobres y ricos, conocen esta situación, unos se aprovechan y de cada crisis surge un nuevo negocio una nueva forma de ganar dinero o de no perder más de lo necesario y los otros no observan que la crisis pueda empeorar más su situación.
Pero una nueva casta se ha instalado en la sociedad, la llamada clase media, aquellos que no se sienten pobres y aspiran a ser ricos. Una nueva casta que desconoce la dureza de la pobreza y la opulencia de la riqueza. Una casta llamada a estar en tierra de nadie. Solo ellos observan con temor la manida crisis y solo ellos la padecen.
Los malos tiempos pasaran y los ricos seguirán siendo ricos y los pobres seguirán siendo pobres y la clase media ira ocupando el lugar del cual nunca debió salir, siendo conscientes de su pobreza.
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