Javier estaba sentado en un roído banco corrido de madera con la pátina especial que genera el paso del tiempo, frente a él, una gran mesa de la misma familia sostenía un micrófono y un gran libro en cuyos lomos un estampado dorado permitía leer "Constitución Española", tras la mesa, de pie se encontraba D. Genaro, el Alcalde, ahora de izquierdas y de profesión Político, ya que gozaba de esa extraña habilidad de gobernar siempre con el color que fuera. Tras él, apoyadas en el suelo las banderas de España y la Autonómica, y embutido en una pared de piedra, un aguilucho preconstitucional que a nadie se le ocurrió quitar y que ya forma parte del edificio.
A su lado sosteniéndole la mano y acariciándosela con uno de sus dedos, estaba Mariano el hombre de su vida, con quien exploro por primera vez el cuerpo de un hombre, el que le enseño a conocer su verdad y a no esconderla, más allá a su derecha y mirándoles de frente, sentados en unos sillones de muy alto respaldo y alejados del resto, su madre, una triunfadora que es incapaz de ocultar las lagrimas de felicidad que mojan su rostro y oscurecen sus ojos negros y el padre de mariano, serio y circunspecto mirando a D. Genaro.
Al ladear su rostro observa como a su espalda el pequeño salón del pueblo, allí donde tantas otras veces había ensayado con la banda municipal, estaba abarrotado, estaban todos los compañeros del colegio, del trabajo, los amigos, los vecinos, todo el pueblo estaba acompañándoles. Fue mirándoles uno a uno, y observo una cierta complicidad en todos ellos, le respondían con muecas de felicidad, con besos mudos y algún que otro guiño, todos sin excepción compartían ese momento.
El bueno de Javier no podía dejar de pensar lo mucho que habían cambiado las cosas, pensar que muchos de los vecinos que allí estaban, no mucho tiempo atrás, simplemente no le saludaban o si la hacían, siempre en privado para no mancillar su hombría. Le venían a la mente como algunos de los allí presentes la palabra mas hermosa que habían sido capaces de decirle era tan obscena como "cómeme la polla maricón", pero en cambio, allí estaban todos celebrando su unión con Mariano, que en honor a la verdad ha sido un jarro de agua fría para todos ellos, el bueno de Mariano liado con el Javier, un hombre con su posición.
D. Genaro alzo la voz, mando silencio y empezó a hablar, en ese momento un extraño zumbido invadió el salón, parecía que a nadie importaba ese extraño ruido cada vez más molesto y cada vez más insoportable, cerro los ojos por un instante y al abrirlos todo había desaparecido, el cuarto estaba oscuro y solo la luz de las manecillas de un reloj invadía la habitación, y el incesante sonido rompía la calma del silencio.
Apago el despertador y al girarse allí estaba Mariano con su torso desnudo, se inclino hacia el y con la dulzura que un animal lame las heridas de sus congéneres, dibujo un circulo alrededor de sus pezones, le miro la cara y observo como sus ojos se movían dentro de sus parpados, las lagrimas brotaron de su rostro mientras deposito un cálido beso en sus labios y susurrando, casi imperceptiblemente le dijo:
-Te quiero....
Se levanto, se puso los pantalones del pijama se acerco al baño se lavo la cara se acicalo el pelo y bajo a la cocina, preparo el café, los zumos y unas tostadas y como si de un ritual se tratara, puso un mantel en la mesa camilla del comedor y fue colocando despacio y simétricamente el menaje, los vasos para el zumo, las tazas del café, los platos de las tostadas, las mermeladas, el zumo, la mantequilla, la miel y todos aquellos maravillosos alimentos de la siempre grande y maravillosa gastronomía gallega y por ultimo, las cucharas, tenedores, cuchillo y unas maravillosas servilletas bordadas por su madre de hilo.
Mientras se acercaba a la cocina a recoger la jarra del café, recibió un abrazo por detrás sujetándole de la cintura, como le gustaban esos brazos y esa fuerza, cerro los ojos y sujeto la jarra firmemente, mientras escuchaba ese timbre de voz que le volvía loco, decirle al oído:
- Como no voy a quererte, eres un amor.
Mientras sentía los labios en su cuello y los pelos de sus brazos se erizaban. Se sentaron a desayunar y reino el silencio, Javier le miro a los ojos y le pregunto que pasaba, Mariano no respondió pero trago saliva y sus ojos enrojecieron, ¿que pasa? volvió a preguntar y Mariano estrechándole la mano y llorando como un niño le dijo:
- Javi dentro de 10 días me caso, lo siento.
Javier no daba crédito a las palabras escuchadas, trago saliva y sus ojos abandonaban su cráneo, tartamudeo.
- ¿no puede ser?, ¿porque?
- Tengo que hacerlo, hay un gran proyecto en marcha javi, entiéndelo...
- No, no lo entiendo, de que me hablas.
- Javi, tienes que entenderlo, es algo más importante que tu y que yo
- ¿que hay más importante que nosotros?, ¿que me dices?, ¿de que me hablas?
- Es por España, Javi es por España......
Se acerco a ella por la espalda rodeándola con sus brazos, alrededor de su cintura, ella le sujeto por los codos mientras ladeando la cabeza la deposito en su pecho. La apretó fuerte, apoyando la cabeza sobre la suya y respirando profundamente el olor de su pelo. Fueron minutos intensos de respiraciones profundas, de ojos cerrados y cuerpos abandonados.
