viernes, 10 de octubre de 2008

Dame una limosna, payo (capitulo II)

"... era un día espléndido de otoño castellano ...", y como casi todas las mañanas, en un enfermizo ritual que se repite desde hace ya muchos años, Félix y José pasean por una recta interminable a la entrada de Valladolid. Caminan y matan el tiempo como perfectos jubilados, hablando de lo divino y de lo humano, de política, del tiempo, la familia, los amigos.

Son una pareja curiosa, "... Félix, cara risueña y mal afeitado, rotundo y alegre ..." y "... alto y serio con una sonrisa medio melancólica colgada de su cara de niño adulto, José ...". Compañeros y amigos en la vida, que hicieron del camino del cabildo su particular peregrinación diaria.

Al pasar por uno de los jardines que colonizan la zona, un hombre de mediana edad que arrastra el carro de un Hipermercado lleno de bolsas de plástico, en donde se dibujan ropas y enseres, enseñándoles un cigarrillo les pide fuego.

- No fumes ostias -dijo Félix, mientras José introduciendo su mano en el bolsillo sacaba un mechero.
- De algo hay que morir -respondió el buen hombre.
- Nos ha jodido, pero tu ya tienes lo tuyo -le replico Félix indicándole el carro.
- Yo vivo como quiero colega -respondió en tono desafiante.
- Que te den, no te jode -le increpo Félix mientras José le encendió el cigarrillo.


Ambos siguieron su camino, tantas veces andado, mientras José con una sonrisa burlona repetía, no fumes, no fumes, no fumes. 


- Vete a la mierda -contesto Félix juntando el entrecejo y dando un manotazo al aire.


En esos instantes un inusual y estridente sonido desvía sus miradas, el ruido chirriante de una frenada, cuyo final es el estruendo ensordecedor de un vehículo golpeando frontalmente una farola. Ambos se miraron y sin cruzar palabra, echaron a correr hacia el lugar del siniestro, mientras Félíx sacaba el teléfono de la chaqueta del chándal.


- Lama al 112 -le requería José.
- Que crees que hago mamón.


La carrera agoto a los dos, y mientras José intentaba mirar dentro del vehículo,  el bueno de Félix intentaba por todos los medios con la voz entrecortada del esfuerzo realizado, informar al 112 de lo sucedido.


- En la entrada a Valladolid por los puentes del cabildo, señorita.
- Si, un accidente de trafico, kilómetro, yo que cojones se.
- Vengan de una puta vez, que este esta muy mal - gritaba Félix por el teléfono, mientras observaba como el conductor se encontraba inconsciente.
- Que hacemos -preguntaba José mirando al conductor.
- Anda quita -de un empujón Félix se deshizo de el y con una violencia extraordinaria, tiro de la puerta del vehículo hasta que la abrió.
- Y ahora que, listo -replico José.
- Vete a la mierda.


Unas sirenas se escuchaban cada vez más cercanas, relajando la tensión de ambos, que frente a la puerta del conductor, observándole y sin saber que hacer, repetían al unisono en voz alta, aguanta hijo aguanta.


En apenas unos minutos la zona fue acordonada, 1 vehículo de la Guardia Urbana y otro de la Guardia Civil acompañaban a una ambulancia medicalizada del 112, 4 sanitarios con un montón de aparataje se acercaron raudos a la victima, mientras Félix y José manteniéndose en primera fila se convertían en protagonistas secundarios de la escena sin mediar palabra.


Una sola frase hizo que ambos se abrazaran con fuerza "... se encuentra estable ...". Uno de los sanitarios acercándose a ambos les pregunta si cuando vieron a la victima estaba consciente y Félix, embargado por la emoción le dio uno de sus abrazos de oso, a lo cual el sanitario golpeándole la espalda con las palmas de la mano y dibujando una ligera sonrisa en el rostro le dijo, tranquilo, todo va bien.


Subieron a la victima a la Ambulancia abandonando el lugar rápidamente acompañados por la Policía Urbana, mientras, la Guardia Civil restablecía la normalidad ayudados por una grúa, pero nadie se fijaba en ellos, que sentados en la acera esperaban tranquilos a que la adrenalina acumulada dejara de hacer su función.


- Preguntaste donde lo llevaban -pregunto Félix.
- Lo preguntaste tu, capullo.
- Hay que joderse -exclamo Félix- mientras ámbos retornaban a su peregrinación diaria.

Va por ti......



Nota: El capitulo primero y el verdadero alma mater de esta historia, es el bueno de mi amigo Carlos (http://osanxirole.blogspot.com/), yo solo me aproveche, sin su permiso, ya que los personajes me parecian cercanos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

te he de decir que me encantaria llegar a ser jubilado y dar esos paseos que relatas pues serian naravillosos,por que por encima de todo esta la amistad pedazo de mamon.
un abrazo

libre albedrío dijo...

Contigo al fin del mundo, ya lo sabes....

Un abrazo pequeñín....


(...)“Se trata de hombres de diversas estirpes, que profesan diversas religiones y que hablan en diversos idiomas.Han tomado la extraña resolución de ser razonables.Han resuelto olvidar sus diferencias y acentuar sus afinidades. (...)


Jorge Luís Borges.